jueves, 25 de octubre de 2007

No entiendo por qué la gente trata de ser quien no es. Diciendo ésto puede que me esté tirando piedras sobre mi propio tejado, pero es algo que llevo pensando desde hace mucho y que además lo veo cada día. No es que piense que las personas están condenadas a ser quien son durante toda su vida, ni mucho menos, pero hablo de apariencias, de aires de grandeza, de incluso idolatrar a alguien.
Algo de lo que me di cuenta hace tiempo es de que todos somos personas. Parece fácil pensarlo, pero no lo es. Todo el mundo admira a alguien (todos!) y por consecuencia le intentamos imitar. De él/ella pensamos que es genial, que sus amigos son geniales, que su casa es genial que tiene unos padres g e n i a l e s y que su vida en sí es genial. Y no es del todo cierto. Hablo de ésto por qué lo sé, porque me ha pasado. He llegado a odiar a una persona por tener una vida que, a mis ojos, era fantástica, y que una vez la llegué a conocer me di cuenta de lo engañada que había estado.No digo que fuera mala, como tampoco no lo es la mía, digo que es normal, porque al fin y al cabo y como he dicho antes, es una persona como tu y como yo, y que que ahora sea alguien admirable no significa que siempre lo haya sido, y mucho menos, que todo a su alrededor sea como lo vemos a él.
Ni yo misma se por qué digo esto, bueno, tal vez si. Porque odio que la gente admire a alguien sin ningún motivo (vuelven a caerme las piedras...) y que trata de ser como esa persona, cuando al final, lo único que hace, es el ridículo.